El tamaño de la responsabilidad nuclear

El 18% de la energía que se consume en el estado español es de origen nuclear. Este porcentaje se diluye en nuestra factura de la luz, pero es nuestro derecho y obligación conocer el coste social y medioambiental de cada vatio consumido de energía nuclear.

Para mantener en funcionamiento una central nuclear de 1000MW durante un año, en la minería de uranio deben extraerse, transportarse y triturarse 146.000 toneladas de roca. De esa cantidad de material sólo se obtienen 150 toneladas de masa de uranio o torta amarilla. El resto, 145.850 toneladas de sobrante radioactivo se almacena en presas secas al lado de la mina. Estos deshechos contienen grandes cantidades de emisores de radiación alfa, cancerígena para los seres vivos. Las minas de uranio están en lugares tan lejanos como Australia, Canadá, Rusia o Namibia.

La masa de uranio se transporta a plantas de enriquecimiento, muy lejos de las minas. De 150 toneladas de masa de uranio se obtienen solo 33 toneladas de uranio enriquecido. El resto, 117 toneladas se uranio empobrecido (en su mayor parte U238), debe ser aislado en cilindros de acero de 12 toneladas, o transformado en metal. El uranio empobrecido se usa para fabricar armamento, por su poder de penetración y su capacidad incendiaria. Se pulveriza al explotar, formando nubes de partículas ligeramente radioactivas que contaminan la zona.

Con las 33 toneladas de uranio enriquecido se producen 33 toneladas de combustible de uranio aptas para ser usadas en un reactor nuclear. Una vez consumidas, tenemos la energía eléctrica producida y 33 toneladas de combustible gastado.

En 33 toneladas de combustible gastado hay 31,5 toneladas de uranio empobrecido, 1,2 toneladas de productos de la fisión y actínidos y 300 kilogramos de plutonio, todos ellos productos radioactivos muy peligrosos para la salud y el medio ambiente.

Hoy en día no existe una solución para estos residuos. Ni siquiera es fácil llamarlos residuos, ya que cada guante, cada bota, cada contenedor que se use para manipularlos se convierte en sí mismo en un residuo más que debe aislarse.

Solo de la clase más peligrosa, el combustible gastado, hay 160.000 toneladas de residuos repartidos por el mundo, para el año 2015 habrá 250.000 toneladas si no se para esta industria. Como en pocos segundos un ser humano recibiría una dosis letal de radiactividad, solo se manipulan por control remoto. Deben ser enfriados de manera forzosa durante dos años, ya que durante ese tiempo son capaces de llevar a ebullición el agua de la piscina donde se almacenen. Hoy en día, la mayoría de los residuos de las centrales nucleares se encuentran en los recintos de las propias centrales nucleares, frecuentemente en enormes piscinas que los mantienen a una temperatura adecuada. Estos lugares están llenándose. El tiempo durante el que el combustible gastado de una central nuclear es radioactivo a niveles letales es de 200.000 años.

Con los 300 kilogramos de plutonio que produce la central nuclear durante un año pueden fabricarse además 60 cabezas nucleares. Esto hace que la actividad de estas centrales sea pieza fundamental para la proliferación del armamento nuclear, considerado por el tribunal penal internacional como una herramienta de genocidio.

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